Tuesday, March 18, 2008

EL AGILITY Y LA INTELIGENCIA DE LOS PERROS


por Cristián Villar


Hace un par de días un profesor nos recomendó a un grupo de alumnos leer un artículo sobre la inteligencia animal que apareció en una conocida revista científica. Al día siguiente el único tema era este artículo, mis amigos (amantes de caballos, gatos o interesados en otras áreas distintas a los perros) estaban maravillados con el artículo. Fue tanto el interés que mostraron que decidí leerlo. Efectivamente el artículo ponía en evidencia características de memoria, obediencia entre otras particularidades.
De haber leído este artículo hace un año y medio hubiese quedado igual de sorprendido que ellos, pero… no fue así. Me pareció algo de lo más normal del mundo, un perro q al decirle “pelota” la iba a buscar y la traía, un perro que reconocía el nombre de varias personas, etc.
La pregunta es: ¿porqué no me llamó la atención?… La respuesta es fácil. Hace casi un año que asisto regularmente a actividades de agility y he conocido a muchas personas que entrenan hace años con sus perros y se entienden de maravilla. Para una persona que no esté familiarizada con el entrenamiento canino, algo tan rutinario como el “sit” les parecerá extraordinario, entonces ¿qué pensaría si ve a alguien corriendo con un perro y que al levantar el brazo el perro salte o que al decir “left” el perro vaya a la izquierda o que al decir “túnel” vaya directo a ese obstáculo?
Una vez que se comienza a practicar el agility, el objetivo que uno tiene es que el perro aprenda rápido todo, pero con el tiempo nos damos cuenta que debemos apresurar nada, es más debemos ser pacientes y constantes, es decir las llaves del triunfo de cualquier actividad. Al poco andar la prioridad cambia, ya no queremos que nuestro amigo se vuelva una esponja que aprenda absolutamente todo, sino que nos conforta la idea de verlo feliz con sus amigos, corriendo, jugando, etc.
Con el tiempo avanza la experiencia ya que no es sólo nuestro amigo el que aprende, sino que nosotros también, nos damos cuenta de cosas que tal vez son cotidianas y que no eran de gran relevancia para uno, pero que ahora nos fijamos que nuestra mascota se comunica con nosotros, que esto no se trata sólo de dar ordenes sino también de aprender a escuchar. Este es el punto donde comienza lo más lindo del agility, crear lazos firmes y una comunicación fluida.
El conocer gente que comparte este sentimiento por las mascotas nos lleva a otra etapa, que inicialmente puede que no se le de mayor importancia, pero que sin duda es de gran relevancia, esto es formar parte de un equipo.